miércoles, septiembre 27, 2006

EL CANTO DE TU CÍTARA

Entrada la noche el camino se vislumbra despejado de incómodos transeúntes, salvo criatura mas infame y no por su naturaleza sino por estar reciclado en si mismo como un ratón, por encima de las ramas de este árbol, encaramado como un camaleón, vigilo como ave de presa al ratón, él esta en medio del camino parado ufano apoyado en su imaginario bastón haciéndole galas al aire y a su depresión, mis ojos no reconocen tan graciosa figura pero si ese olor, es olor a ansiedad de recuperar su figura anterior y la figura anterior pues en el archivo de mi memoria esta.

¿Es la crueldad de la naturaleza ensañarse con tan débil criatura? ¿Es la maldición de la cítara pulsada por el infortunio? ¿Es la soledad patológica de padre? ¿Es la poca fortuna de su sino, pero no es griego? ¿Es su no pertenencia a este mundo? ¿Es que no compro entradas para este juego? ¿Es o será…?

No, es lo artificial de su ínfima naturaleza, naturaleza abundante de necesidades por no ser natural y sino ser simplemente un artificio de nosotros, de todos los que cohabitábamos con él y su familia. El era pues mi sombra más endemoniada y favorita que pude sentir, mas ahora solo esta en el camino de dos direcciones esperando algo que ni el mismo sabe. Me prepare para dar un salto en su cuerpecito y devorar sus aflicciones pero detuve todo ánimo y simplemente mire las líneas del horizonte perdiéndome en su belleza hasta que el sueño me alcanzo. A la mañana baje descansado y encontré a mi espigado roedor haciéndose en modosos movimientos a sus fantasmales invitados y con una cortes venia tan necesaria como su presencia me aleje de ese montículo de arena. Era pues el lastre de la cafeína que desintoxiqué de las arterias. Y caminé.